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¿Existe relación entre la alimentación y en el desarrollo del habla de los niños?

Puede que no sea tan evidente, pero la verdad sí existe relación entre lo que los bebés comen y el desarrollo del habla. Una alimentación variada en texturas, durezas, tamaños y sabores ayudarán a que tu hija o hijo desarrollen mejor esta área.

Todo empieza con la deglución

Al acto de tragar o de comer se le llama deglución. Revisemos qué incluye este proceso.

Primero, cuando tenemos un alimentos en frente lo que haces es mirarlo y olerlo. Usamos los sentidos de la visión y el olfato, que le envían información al cerebro. Es en este momento que comienza la salivación y se activan los patrones de masticación y control del bolo alimenticio.

Luego llega la fase del reflejo voluntario de masticación, que es donde los alimentos se muelen y se mezclan con saliva para producir el bolo. Este se va a la parte trasera de la boca y desencadena el reflejo deglutorio, que finalmente lleva el bolo desde el esfínter esofágico hasta el estómago.

En todo este gran proceso interviene todo nuestro sistema orofacial, compuesto por las estructuras y musculaturas que se encargan de la respiración, la succión, la deglución, el habla y la fonación. Entre ellos podemos distinguir:

  • Músculos faciales
  • Músculos orbicular y bucinador de los labios, responsables del sellado de los labios y participantes activos en la masticación.
  • Lengua.
  • Mandíbula
  • Paladar (duro y blando).
  • Hueso hioides.
  • Nervios craneales (trigémino, facial, glosofaríngeo, vago, hipogloso y espinal – cervical).

Estas estructuras también intervienen en los procesos de fonación, ya que el desarrollo del habla no se trata solo de aprender palabras sino también requiere de la fuerza y coordinación de diversos órganos para articular correctamente los sonidos que se transformarán en palabras.

Alimentos promueven la función masticatoria del bebé

Cuando se inicia la alimentación complementaria es necesario ir fortaleciendo estas estructuras. Si estas no se encuentran fuertes, podrían presentarse problemas tanto en la deglución como en el habla.

La masticación se realiza en un movimiento de rotación que fortalece los músculos de su mandíbula, la boca, la lengua y toda su cara. Si se alimenta solo de licuados y papillas, no se desarrolla la masticación o se desarrolla muy poco, ya que solo requerirá utilizar movimientos de apertura y cierre. Esto producirá un menor desarrollo de su sistema orofacial, presentando maloclusiones y haciendo más tardía o lenta su correcta comunicación verbal.

Por eso, al pensar en su alimentación, a partir del primer año, tenemos que evitar no solo que sea saludable, sino también:

  • Rica en texturas (desde los 12 meses aproximadamente), ofreciendo alimentos como las zanahorias, manzanas, pan tipo baguette. Éstas promoverán la función masticatoria y evitará deficiencias en el desarrollo de los órganos fonadores.
  • Reducir la cantidad de comida triturada y completarla con algún alimento que sea fácil de masticar como plátano, pera o tortilla.
  • Colocar los alimentos, pan, trozo de fruta entre los dientes a un lado de la boca y controlar la mandíbula con movimientos suaves. Este ejercicio estimula la mordida y el niño tenderá a cerrar la boca y apretar sus dientes.
  • Introducir pequeños trozos de alimentos de fácil masticación (fruta, queso..) en su comida triturada (en el puré, en el yogurt…)
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