Las emociones que generan determinadas situaciones y contextos influyen directamente en lo que recordamos sobre ellas, entonces podríamos pensar en la oportunidad que nos brindan aquellas emociones que designamos como agradables, así como el impacto que tendrían aquellas que nos provocan desagrado.
Conquistar al cerebro desde la novedad y la sorpresa
Enfrentándonos a lo novedoso, despertamos nuestra curiosidad desde emociones que nos provocan agrado, enfocamos nuestra atención, la memoria se activa permitiendo mayores oportunidades de aprendizaje, ya que tenemos el interés y la necesidad de seguir explorando y descubriendo, y por ende mantener prolongadamente nuestra atención, aspecto esencial en la liberación de dopamina y otros neurotransmisores.
Desde la educación se destaca la importancia de las rutinas, manteniendo estabilidad y seguridad en niñas y niños. Esto podría malinterpretarse o confundirse si no nos enfocamos en algunas características propias de la primera infancia como la necesidad de movimiento y conocimiento del mundo que los rodea.
La rutina permite a niñas y niños predecir qué va a ocurrir en distintos momentos de una jornada, generando seguridad. Esto no quiere decir que todos los días se deba realizar los distintos periodos de la misma manera, variando únicamente los materiales o empezar el día juntos de la misma forma por meses.
Es importante que dentro de la rutina, ya sea en casa o en su centro educativo, exista el valor de la innovación, pues permite despertar la curiosidad y el interés. Para esto podemos utilizar elementos concretos, jugar con características de la voz como el ritmo, el tono, la intensidad o simplemente algo de histrionismo adecuándolo al contexto, entre algunas ideas.
Revolucionar la educación inicial no es fácil, pero con metas ambiciosas e innovando en la manera de presentar una experiencia podemos marcar la diferencia.
