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El desafío de las madres trabajadoras

Históricamente, las mujeres han participado menos del mercado laboral que los hombres. En la última década, las mujeres han aumentado progresivamente su participación en el trabajo remunerado superando el umbral del 50% a contar del último trimestre calendario de 2013. En el trimestre móvil noviembre 2019 a enero 2020, previo al inicio de la pandemia en Chile, la participación laboral femenina alcanzó su valor máximo, 53,3%, lo que permitió reducir la brecha de género a -20,6 pp. durante ese trimestre (Fuente: https://www.ine.cl/).

Pero la pandemia generó un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región, así concluye un informa de la CEPAL. Según el documento, “la tasa de participación laboral de las mujeres se situó en 46% en 2020, mientras que la de los hombres en 69% (en 2019 alcanzaron un 52% y un 73,6%, respectivamente). Se calcula, además, que la tasa de desocupación de las mujeres llegó al 12% en 2020, porcentaje que se eleva al 22,2% si se asume la misma tasa de participación laboral de las mujeres de 2019. En 2020, explica el estudio, se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo”.

Volver al trabajo después de ser madres

La maternidad puede ser una de las experiencias más gratificantes que una mujer puede vivir. Sin embargo las dificultades propias del este proceso, cambios físicos, emocionales y psicológicos, se suma el sentimiento de culpa de las mujeres trabajadoras al tener que volver a su ambiente laboral -sobretodo ahora sumado a una pandemia mundual- y pasar menos tiempo con su hijo. Delegando responsabilidades ligadas a la crianza a su red de apoyo o a salas cunas y jardines infantiles.

Las aprehensiones que tienen las madres al momento de regresar al trabajo se centran principalmente en las implicancias que puede tener la considerable disminución de horas diarias que pasan con sus hijos. La elección de un jardín infantil, con sus horarios y nivel de servicio respectivo, pasa a ser un factor trascendental. Este repercute en la posibilidad de acceder al mercado laboral y poder dedicar el tiempo que se requiere al trabajo.

Jardín Infantil; un espacio de exploración y aprendizaje.

Un estudio realizado por la Pew Research Center, indicó que además de los beneficios económicos, los niños también tienen ventajas sociales y educativas. Gracias a que sus madres trabajan y ellos asisten a un establecimiento educacional pre-escolar.

Esta tesis se complementa con la postura de la fundación Educación 2020. Afirma que el jardín infantil, con sus educadoras de párvulos y técnicos y asistentes de sala, cumplen un rol muy importante en el desarrollo cognitivo, psicomotor y socioemocional de niños y niñas. Ya que posibilitan un tránsito armonioso que todo niño/a requiere para sentirse seguro en un espacio que le es nuevo.

En salas cuna y jardines infantiles, la seguridad es uno de los aspectos más valorados por los apoderados. La práctica de puertas abiertas, es decir, que los padres puedan ir a ver en todo momento a sus hijos, es una señal que da confianza y ayuda a que el proceso de adaptación se realice de manera gradual.

Para Claudia Lagos, directora de Pedagogía en Educación Parvularia de la UDP, es muy importante que los apoderados tengan acceso permanente al lugar. Que conozcan a las personas que van a interactuar con el niño, que puedan permanecer en distintas instancias de la jornada para ver la rutina y las actividades que sus hijos realizan.

El derecho a Sala Cuna

El aumento en las últimas décadas de la participación laboral femenina también ha hecho que paulatinamente las empresas busquen mecanismos. Estos permiten equilibrar la vida familiar con el desempeño laboral de sus trabajadoras. A lo anterior se suma que gracias a la legislación vigente en materia laboral. Todas las madres que trabajan en organizaciones con más de 20 mujeres, tienen derecho a llevar a sus hijos a una Sala Cuna, entre los 0 y 2 años de edad.

La Dirección del Trabajo ha establecido a las empresas el cumplimiento de proporcionar sala cuna a sus trabajadoras:

– Creando y manteniendo una sala cuna anexa al local de trabajo.

– Creando y manteniendo una sala cuna en común con otros establecimientos de la misma área geográfica.

– Pagando directamente los gastos de sala cuna al establecimiento que la mujer trabajadora lleve a sus hijos.

Cuando para las mamás el cuidado de sus hijos deja de ser una preocupación, pueden pensar en otras cosas. Saber que los niños están bien permite que trabajen más tranquilas. en definitiva, les entrega libertad para pensar en otras cosas sin la ansiedad e incertidumbre de no saber cómo están los hijos

— Afirma Alejandra Cortázar, doctora en Educación y Máster en Psicología del desarrollo.
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